KLUBER AND KLUBER
Julia Otxoa
Z
sentía intensos deseos de cortar amarras con todo, especialmente con aquel
sentimiento de culpabilidad que aparecía siempre acompañando a este deseo.
Pensar, aunque solo fuera durante unos breves segundos en la posibilidad de
cambiar su vida, en hacer lo que quería hacer, aunque ello significara dejar su
trabajo en la oficina del señor Kluber.
Y
lo que realmente deseaba hacer todas las mañanas desde hacía 30 años era pasear
sin prisas, vagabundear, perderse tranquilo en sus ensoñaciones por los
jardines que bordeaban el río, sintiendo pasar a su lado la dinámica de la
ciudad, los carteros con sus bicicletas, los carritos de los panaderos, los músicos
callejeros
Todo
esto pensaba mientras se dirigía hacia su trabajo y retrocedía de pronto como
siempre y se desviaba hacia la Avenida Salvara que desemboca en el río, para
arrepentirse, rectificar y desandar sus pasos, dirigiéndose de nuevo hacia la
oficina, para entrar y sentarse totalmente derrotado en su mesa repleta de
carpetas, folios y libros de contabilidad y escribir hasta las tres de la tarde
largas cartas a los clientes del señor Kluber exigiéndoles el pago de sus
deudas a la mayor brevedad posible dada
la precaria situación económica por la que estaba atravesando la empresa Kluber
and Kluber, especializada en la gestión de todo tipo de asuntos relacionados
con la herencia de personas desaparecidas.
1 comentario:
Me ha dado una gran alegría encontrar al Toro de Barro aquí con sus narrativas y mi microrrelato, no sabía de vuestra página, enhorabuena,y un cordial saludo
Julia Otxoa
www.juliaotxoa.net
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