Sabas Martín
LA JAURIA
De cacería la jauría, de noche de cacería la jauría, manada asilvestrada, turba turbia oscura en lo oscuro prestos a la caza, acechantes a la caza, ebrios a la caza midiendo con la mirada las siluetas que cruzan en la noche, alertas al aguardo, ronda y patrulla la jauría, dispuesta la jauría en la sombra de las sombras, los estandartes que destellan contra la noche proclamando el afán guerrero, fogosa tropa, guardianes celosos, redentores escogidos, la jauría al acecho merodeando en la noche.
Contra la noche los estandartes, visibles los brazaletes, sus ojos de aspas, gamadas las cruces, visible el águila engarfiando la doble curva del yugo y la gavilla erizada de las flechas en haz, quieto el águila, en el cielo rojigualda inmóvil su vuelo, encaramado en la noche sobre el brillo sucio de las hebillas, de las botas, de los remaches, en la noche de charoles del cuero desplegadas las insignias, ostensibles los estandartes, ojos en aspas los brazaletes, engarfiadas las garras del águila, en la noche de cacería la jauría.
Sin rostro ni nombre, chacal y sucia la mirada, las miradas que buscan, que acechan, que miden y calibran, amenazante la mirada, impunes en su ronda oscura por las calles oscuras, recorriendo, explorando, vigilando hasta que escogen, hasta que divisan y escogen la presa y entonces aprestan las fauces, babean y rugen y aprestan sus fauces cuando divisan y escogen la presa, cuando se ciernen agrupados, implacables animales embandados al acoso.
Y las dos siluetas que han sido señaladas que los sienten al asedio, que los saben detrás, cerca, cercándolos, las dos siluetas en la noche, presas escogidas por la jauría, por la jauría perseguidos.
Huyen fugitivos sintiéndolos feroces a sus espaldas, las dos siluetas escapando, ellos dos que temen y se alejan y avivan el paso, la respiración desbocada, un desaforado latir el pulso, martilleando las sienes, híspidos los poros transpirando el miedo, y la amenaza que se mantiene implacable a sus espaldas y no ceja, no desiste, no renuncia la jauría, peligrosamente cerca la jauría, manada asilvestrada embandados en el cerco, desplegados los estandartes, turba oscura en lo oscuro acorralándolos.
Ellos dos acorralados, cercados, babeantes las fauces que los rodean y rugen, ungidos para la batalla, de sí mismos enaltecidos, ebrios, anegados en la obscena euforia del acoso, sin escape las presas, víctimas marcadas, quietas sombras en las sombras de la noche y las fauces que babean y gruñen tiene el rabo largo el negro, tiene la polla grande el negro, te gusta que te la meta el negro, los dos, acorralados, arrinconados, arredilados, con la jauría babeante, dinos puta, te da por culo el negro, se la chupas al negro, dinos zorra asquerosa, los bufidos en la noche, contesta puta de mierda, baba ruin y oscura los gruñidos en la noche, gangrenosa podre en la noche.
Ellos dos acorralados, cercados, ellos dos que se abrazan, el uno en el otro refugiándose mientras los acosa el odio de la jauría, ostensibles las insignias en la noche, entre las sombras visibles los estandartes, el águila engarfiada, los brazaletes con ojos de gamadas aspas, las botas, las hebillas, los remaches, visible el charol del cuero, sombra en las sombras la jauría, horda caterva que los atosiga, los hostiga, que en tropel los atropella y amenaza esgrimiendo la contundencia de los bates, el filo de las navajas, el acero de los guanteletes, los puños férreos, crecidos y bravucones en bandada, turba turbia, los bramidos resonando entre las piedras, tiene el rabo largo el negro, tiene la polla grande el negro, te gusta que te la meta el negro, te da por culo el negro, se la chupas al negro, rugiendo la jauría, dinos puta, babeando las fauces la jauría, dinos zorra asquerosa, chacal y sucia la mirada de la jauría, contesta puta de mierda, de cacería en la noche la jauría.
Contra la noche los estandartes, visibles los brazaletes, sus ojos de aspas, gamadas las cruces, visible el águila engarfiando la doble curva del yugo y la gavilla erizada de las flechas en haz, quieto el águila, en el cielo rojigualda inmóvil su vuelo, encaramado en la noche sobre el brillo sucio de las hebillas, de las botas, de los remaches, en la noche de charoles del cuero desplegadas las insignias, ostensibles los estandartes, ojos en aspas los brazaletes, engarfiadas las garras del águila, en la noche de cacería la jauría.
Sin rostro ni nombre, chacal y sucia la mirada, las miradas que buscan, que acechan, que miden y calibran, amenazante la mirada, impunes en su ronda oscura por las calles oscuras, recorriendo, explorando, vigilando hasta que escogen, hasta que divisan y escogen la presa y entonces aprestan las fauces, babean y rugen y aprestan sus fauces cuando divisan y escogen la presa, cuando se ciernen agrupados, implacables animales embandados al acoso.
Y las dos siluetas que han sido señaladas que los sienten al asedio, que los saben detrás, cerca, cercándolos, las dos siluetas en la noche, presas escogidas por la jauría, por la jauría perseguidos.
Huyen fugitivos sintiéndolos feroces a sus espaldas, las dos siluetas escapando, ellos dos que temen y se alejan y avivan el paso, la respiración desbocada, un desaforado latir el pulso, martilleando las sienes, híspidos los poros transpirando el miedo, y la amenaza que se mantiene implacable a sus espaldas y no ceja, no desiste, no renuncia la jauría, peligrosamente cerca la jauría, manada asilvestrada embandados en el cerco, desplegados los estandartes, turba oscura en lo oscuro acorralándolos.
Ellos dos acorralados, cercados, babeantes las fauces que los rodean y rugen, ungidos para la batalla, de sí mismos enaltecidos, ebrios, anegados en la obscena euforia del acoso, sin escape las presas, víctimas marcadas, quietas sombras en las sombras de la noche y las fauces que babean y gruñen tiene el rabo largo el negro, tiene la polla grande el negro, te gusta que te la meta el negro, los dos, acorralados, arrinconados, arredilados, con la jauría babeante, dinos puta, te da por culo el negro, se la chupas al negro, dinos zorra asquerosa, los bufidos en la noche, contesta puta de mierda, baba ruin y oscura los gruñidos en la noche, gangrenosa podre en la noche.
Ellos dos acorralados, cercados, ellos dos que se abrazan, el uno en el otro refugiándose mientras los acosa el odio de la jauría, ostensibles las insignias en la noche, entre las sombras visibles los estandartes, el águila engarfiada, los brazaletes con ojos de gamadas aspas, las botas, las hebillas, los remaches, visible el charol del cuero, sombra en las sombras la jauría, horda caterva que los atosiga, los hostiga, que en tropel los atropella y amenaza esgrimiendo la contundencia de los bates, el filo de las navajas, el acero de los guanteletes, los puños férreos, crecidos y bravucones en bandada, turba turbia, los bramidos resonando entre las piedras, tiene el rabo largo el negro, tiene la polla grande el negro, te gusta que te la meta el negro, te da por culo el negro, se la chupas al negro, rugiendo la jauría, dinos puta, babeando las fauces la jauría, dinos zorra asquerosa, chacal y sucia la mirada de la jauría, contesta puta de mierda, de cacería en la noche la jauría.
DOS
Acorralados por la jauría, ellos dos cercados, arrinconados, arredilados en la noche, allí los dos, acosados, asediados, amenazados, con la jauría que babea y gruñe, las fauces dispuestas, los bramidos, los gañidos, los rebufos, el rugir de aquella turba turbia llenando de podre y baba ruin el aire de la noche, hiel y gangrena, hienda y odio, chacal y sucia la mirada de la jauría, de cacería en la noche la jauría.
Animales embandados al acoso la jauría, en la sombra de las sombras la jauría, contra la noche sus estandartes, los emblemas, las enseñas, los signos que proclaman el corazón guerrero, las casta de la tropa, el linaje de la tribu, en la noche los brazaletes, las insignias, los lábaros que los distinguen, gamadas las cruces, doble curva el yugo y en haz las flechas, de engarfiadas garras el águila, inmóvil en el cielo rojigualda el vuelo del águila, contra la noche en lo oscuro desplegados los estandartes, las divisas y confalones, las marcas y los colores, implacable al acoso la jauría, animales embandados, horda, reata, tropel, manada, caterva la jauría, sin rostro ni nombre, sombras en la sombra, impunes, sólo bultos, perfiles, siluetas, opacidades y el brillo sucio de las hebillas, de las botas, de los remaches, y los charoles del cuero, la noche de charol del cuero en la noche destellando.
Azuzada contra ellos la jauría, contra ellos el odio, la hiel, la hiende, la gangrenosa podre de la jauría, contra ellos dos las fauces babeantes que amenazan y gruñen y braman tiene el rabo largo el negro, contra ellos los rugidos, los rebufos, los gañidos, tiene la polla grande el negro, los dos acorralados, te gusta que te la meta el negro, rodeados, acosándolos la jauría, dinos puta, los dos, te da por culo el negro, víctimas marcadas, se la chupas al negro, presas escogidas, dinos zorra asquerosa, sin escape, contesta puta de mierda, asustados y sin escape, el uno en el otro refugiándose, contra ellos azuzada la jauría, abrazándose los dos, asustados y sin escape ellos dos allí, acorralados, acosados, acuciados, cercados, arrinconados, arredilados, rodeados en la noche, en la noche amenazados.
Ellos dos víctimas marcadas por la jauría, por la jauría los dos presas escogidas, señalados los dos por la jauría, por la jauría ellos dos perseguidos, los dos que temen y aguardan agazapados, quietamente agazapados, los dos en la noche temen y aguardan abrazados, oscuramente abrazados, entre las sombras quietos, entre las sombras asediados, amenazados por las fauces que babean y gruñen, y la mirada chacal y sucia, la mirada hiel y gangrena, la mirada hienda y odio de la jauría con los estandartes desplegados, los signos de la estirpe luciendo contra la noche, en la noche de cacería la jauría acorralándolos y ellos dos quietamente agazapados, abrazados oscuramente, martilleando el pulso las sienes, desaforados los latidos, la respiración desbocada, híspidos los poros transpirando el miedo.Qué te pasa, mierda negra?, tienes miedo, mierda negra?, estás temblando, mierda negra?, los bufidos, los gañidos, los gruñidos, los rebufos de la jauría rodeándolos bravucones, retadores, desafiantes en la noche, azuzados sobre la presa, de cacería la jauría, y ellos dos allí, cercados sin escape, los dos oscuramente arrinconados, sintiendo el odio animal que los envuelve, la fiebre alucinada que más y más se aproxima, más y más la podre y la baba ruin, hiel y gangrena, hienda que los toca, los mancha, los hiere en una tortura interminable, tienes miedo, mierda negra?, estás temblando, mierda negra?, las palabras como piedras, vales menos que un perro, las palabras arrojadizas, un perro negro de mierda, las palabras piedras lanzadas con saña, eres un perro negro y vas a lamerme las botas, perro, perro negro de mierda, las risotadas bastas, zafias, brutales, que restallan en la noche, venga lámeme las botas perro negro, y las risotadas, los graznidos, los bramidos, llenas de baba, viscosas las fauces.
Y ellos dos que no entienden, que no se explican, ellos dos asustados sin comprender de dónde tanto odio, tan chacal y sucia la mirada ensañándose, ellos dos las víctimas, ellos dos las presas marcadas, señalados los dos por la jauría, lámeme las botas perro negro, las palabras zahiriéndolos, lancinándolos, abrazados los dos oscuramente en la noche, y la patada animal que los separa y él ahoga el grito y la sangre le mana como un grueso hilo rojo cayéndole de los labios, que me lamas, mierda negra, que me lamas las botas te he dicho, perro negro, los bufidos resonando en la noche, más y más las fauces llenando de gangrenosa podre la noche, y apártate, zorra blanca, apártate zorra blanca cuando ella le limpia la sangre de los labios y lo abraza con todo su cuerpo, con toda aquella inútil desesperación de su cuerpo.
TRES
Ellos dos ante la jauría arredilados, acosados, rodeados, asediados, ellos dos en la noche, abrazados oscuramente, oscuramente quietos, oscuramente agazapados, sintiendo oscuramente el martilleo del pulso en las sienes, los latidos desaforados, desbocada la respiración, híspidos los poros transpirando el miedo, el miedo, en el paladar el sabor reseco, amargo, afilado del miedo, y ella que lo abraza con todo su cuerpo, desesperadamente con todo su cuerpo mientras la mano le limpia de los labios la sangre, un grueso hilo rojo la sangre manando en la noche de charoles y cueros negros, de hebillas y remaches, insignias y brazaletes, la noche de cruces como hélices aspadas, la noche del haz erizado de flechas y el yugo que el águila engarfia, inmóvil en la noche su vuelo, en un cielo rojigualda, en su vuelo quieto, quieto el águila.
Y el corro babeante, turba turbia embandada, sombras en las sombras, impunes sin rostro ni nombre, manada, hueste, caterva, horda, reata, en tropel la jauría de cacería, turbia turba, chacal y sucia la mirada, gruñidos sus voces retumbando entre las sombras, los rebufos, los gañidos, los bufidos entre las sombras, tiene la polla grande el negro?, el perro negro y la zorra blanca, por eso estás con él?, las palabras armas para herir, cómo te folla el negro, puta?, no te da asco que te folle un negro, guarra?, las palabras escupidas, vomitadas, arrojadas, lanzadas contra ellos dos, mierda negra y basura blanca doble ración de mierda, las palabras babeantes, rastreras, soeces, burdas, zafias, gangrenosas, emponzoñadas, os vais a enterar, amenazando, hostigando, asustando, ahora veréis, las palabras aguijones con que los azuzaban, clavándoseles sin tregua en la noche, insistentemente, dolorosamente atravesándoles, traspasándoles en la noche.
Contra ellos en la sombra de las sombras azuzada la jauría, contra ellos dos esgrimida la contundencia de los bates, el filo de las navajas, el acero de los guanteletes, los puños férreos, turba turbia embandada que gañe y rebufa, obscenos, zafios, bastos, de sí mismos enaltecidos, bravucones, retadores, desafiantes, en la euforia del acoso anegados, bramando y gruñendo sabes correr blancanieves?, a ver cuánto corres blancanieves, venga blancanieves, sal corriendo blancanieves, en una última incitación, y él allí a ella abrazado, abrazados los dos, oscuramente abrazados entre las sombras, hostigados, acorralados, acuciados, cercados, arrinconados, arredilados, rodeados por la jauría en la noche, en la noche por la jauría amenazados, las fauces llenando de gangrenosa podre la noche, las fauces escupiendo baba ruin y oscura en la noche, resonando los bramidos, los bufidos, los rugidos, te estás poniendo pálido blancanieves, corre blancanieves, vamos, venga, sal corriendo blancanieves, y ella allí a él abrazado, quietamente los dos abrazados, ella allí junto a él, ella que pide, que ruega, por favor por favor, ella que suplica, que implora, por favor por favor, y los bramidos, los bufidos, los rugidos resonando en la noche, cállate puta, tú no te metas zorra, cierra la boca cabrona, las fauces babeando, chacal y sucia la mirada, animales embandados la jauría, en la noche de cacería la jauría, y ella insistiendo, llorando, por favor por favor, humillándose, sometiéndose, por favor por favor, doblegándose ante aquellas sombras en las sombras, impunes sin rostro ni nombre, sólo perfiles, bultos, oscuridades la jauría que más y más rebufa bestialmente, brutalmente, encarnizadamente, aguijándolos, corre blancanieves, sal corriendo blancanieves, fustigándolos, cállate puta, cierra la boca cabrona, cállate de una jodida vez zorra blanca, las voces en la noche, las sombras en la noche, el miedo en la noche hasta que él, hasta que ella, hasta que ellos dos salen huyendo en la noche, corriendo ellos dos en la noche, desesperadamente corriendo los dos hacia la casa en la noche y a sus espaldas persiguiéndolos la jauría, embandada manada asilvestrada en la noche.
CUATRO
Corre blancanieves, los bufidos, los gañidos, corre blancanieves, las fauces babeantes llenando de gangrenosa podre la noche, corre blancanieves, los bramidos, los gruñidos, los rebufos en la noche, de cacería la jauría tras ellos dos en la noche, ellos dos que habían salido huyendo y detrás la jauría, acorralados, acuciados, detrás la jauría y ellos dos que corren, desesperadamente corriendo hacia la casa, corren, corren, el aliento animal y turbio a sus espaldas, corren, el ruido de las botas, de las hebillas, de los remaches, corren, esgrimidos los bates, el filo de las navajas, corren, el acero de los guanteletes, los puños férreos, corren, corren en la noche, hacia la casa, los latidos restallando, el sudor que empapa los cuerpos, desaforado el pulso, las sienes que estallan, el corazón que estalla, los pulmones que estallan sin aire, jadeantes, desbocado el miedo, los dos corriendo hacia la casa, acosados, perseguidos, corre blancanieves corre blancanieves corre blancanieves corre, obscenas, zafias, bastas, burdas las palabras entre las babas y las fauces de la jauría, las palabras lanzadas, arrojadas para aguijarlos, para azuzarlos, corre blancanieves y ellos dos que corren desesperadamente, huyendo de la jauría, manada asilvestrada en la noche la jauría, persiguiéndolos la jauría, acosándolos la jauría, y ellos dos corren corren corren hasta que llegan a la casa, a la casa, llegan a la casa y entran y cierran y la jauría que queda afuera, afuera, la jauría que queda afuera y se embosca en las sombras, la jauría sombra en las sombras, la jauría afuera de la casa, la jauría en las sombras emboscada, impunes sin rostro ni nombre en lo oscuro, difuminados, remotos, inasibles, acechantes sombras en las sombras, afuera, al aguardo emboscados, merodeando hasta que el odio ciego los gana, la rabia que crece y malea y perturba la razón para que sólo quede un único afán, para que sólo exista un sólo propósito rigiendo la voluntad y el deseo, una fuerza desmedida e inextinguible que pronto se desata, se esparce, se propaga, reguero violento de lava que prende en fuegos diminutos multiplicándose en la oscuridad, menudas lenguas naranjas, el mechero, los fósforos que se aplican a los palos, las llamas que prenden vivas en el extremo de los palos, el fuego que proclama su calor y su dominio, hachones, candelas, teas, antorchas encendidas quemando las sombras, convertidas ya la noche y la jauría en un oleaje de hogueras en las manos, deambulando las siluetas fantasmagóricas con los hachones en las manos en la noche, la noche un baile distorsionado de luces y sombras, de perfiles y volúmenes, de formas y contornos turbios, opacados, recortados contra la casa, y la jauría ahora un frenético rebullir, las insignias, las cruces gamadas, el rojo, el amarillo, el águila engarfiando las garras en el haz de flechas y la doble curva del yugo, en la noche confusa confundiéndose las candelas, las teas, los hachones de fuego, y la puerta aherrojada desde fuera, desde fuera atrancada, sin salida, sin escape, atascada la puerta desde fuera, y el fuego, el fuego sobre el negro de las sombras, el negro de la noche interrumpido por el fuego de las antorchas que las manos arrojaban por las ventanas dentro de la casa y que dentro de la casa no tardarían en prender hasta convertirse en el resplandor unánime de una hoguera luminosa extendiéndose en una rotunda, ardiente, ávida invasión.
2 comentarios:
Es un relato impresionante, un lenguaje de gran fuerza, que deja refulgir la maldad en todo su oscura profundidad. Realidad que renace intermitente en la historia de la humanidad, cuando el hombre se olvida que es hombre y deja libres sus demonios interiores.
Sobrecogedor. ¡Qué retrato de la humanidad! Un abrazo, querido amigo.
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